Desde sus inicios, la Orquesta Clásica se concibió con un objetivo primordial, el de servir como lugar de formación de músicos en el trabajo orquestal, y con una premisa fundamental, la de voluntariedad del trabajo llevado a cabo. La adquisición de costumbres de trabajo en grupo, de experiencia en la interpretación hacia el público, y de conocimiento de repertorio, son puntos fundamentales en los que una orquesta de vocación formativa se debe basar.