Ir a clase de zumba o de aeróbic es muy de principios de siglo. Ponerte las calzas de Axl Rose y salir a correr por los parques es muy del Nueva York de 2012. Incluso hacer la marcha rajoyana (el no-running de Mariano Rajoy) ha quedado desfasado, y no tiene pinta de que vaya a ser disciplina olímpica en los próximos juegos. Lo que se lleva a partir de hoy es el merengue encendido de ORTIGA como mantra necesario para que, ante la extrema solemnidad de los artistas del circuito alternativo, alguien ponga algo de cordura y merengue a la música moderna.Y es que, alguien le ha dado a Chicho una linterna para alumbrar un punto ciego entre la música de verbena, la cumbiatune, el metalcore, el autotune diabólico, la salsa y la música latina de baile, el sonido MIDI, la música que suena en mercadillos y puestos de gofres y la capacidad innata por crear melodías que lo mismo valen para menear el bullarengue que para hacer pogo violento.
Quien fuera la mitad (la mitad peluda, concretamente) de Esteban & Manuel, renace ahora de la tierra en forma de planta silvestre, con pinchos pero imposible de arrancar del suelo: ORTIGA.