Muy pronto, este “The Other Side of Make-Believe” resonará en la memoria colectiva. El séptimo larga duración de Interpol abre nuevos caminos para la banda al tiempo que explora el siniestro trasfondo de la vida contemporánea. A principios de 2021, Interpol volvía a reunirse para trabajar en sus nuevas canciones en una casa en los Catskills. Trasladándose más tarde al norte de Londres para trabajar por primera vez con el veterano productor Flood (Mark Ellis), además de formar nuevamente equipo con Alan Moulder.
Dando como resultado un trabajo en el que las fortalezas de cada miembro de la banda brillan como nunca, así como la propia esencia de Interpol. Los sinuosos arreglos de guitarra de Daniel Kessler se elevan hacia el cielo, Samuel Fogarino sorprende con su habitual precisión a la percusión a través de ritmos insólitos, mientras que la vibrante voz de Paul Banks exuda una vulnerabilidad que probablemente conmueva a sus seguidores. “El proceso de escribir este disco, en busca de la ternura, desplegó emociones que me llevaron de vuelta a la adolescencia; fue transformador, casi eufórico. Sentí una extraña sensación de propósito mordiendo el anzuelo y me vi obligado a recogerlo”, afirmaba Kessler.
Un cuarto de siglo después, el trio está que arde de nuevo. Habiendo superado con determinación siete álbumes, dificultades y varios cambios de formación mucho mejor de lo que nadie podría haber predicho. Con el tiempo, etiquetas como ‘alternativo’ e ‘indie’ se han desvanecido y hoy son simplemente un grupo de rock actual. Uno de los más singulares, coherentes y perdurables del siglo XXI.